Diseñando la EVP: La propuesta de valor como pilar de la “marca empleadora”

En los últimos años, las empresas han asumido el desafío de la captación y fidelización del talento como un elemento clave en la Gestión de RRHH. Las acciones de employer branding han ganado terreno y las organizaciones compiten en busca de los mejores. Ahora que todo comienza a decantar, reflexionamos sobre el verdadero problema: el diseño de una propuesta de valor atractiva y alineada con los valores de la organización.



¿Qué hacer primero? ¿Debo desarrollar mi EVP (Employee Value Proposition) antes de crear mi Marca Empleadora?

Toda empresa u organización tiene una “Marca Empleadora”, no importa si la ha construido formalmente o no, si ha sido parte de un proceso metodológico y planificado o no y si la imagen que proyecta es la que desea proyectar. Todo lo que hacemos día a día consolida nuestra imagen como empleador y por ende, nuestro posicionamiento como tal, más allá del tamaño de la organización, el sector de actividad o los perfiles que deseamos captar o fidelizar.

En los últimos años asistimos a la explosión del “Employer Branding”, esta innovadora disciplina que conjuga aspectos de Recursos Humanos y Marketing, se ha vuelto uno de los tópicos más populares en los eventos y publicaciones de RRHH, sin embargo, antes de abordar frenéticamente una estrategia en tal sentido, deberíamos de repensar nuestra EVP, que será la base de nuestro posicionamiento como empleador. Esto que el marketing denomina usualmente “la promesa”, es en términos de employer branding, la “Propuesta de Valor al Empleado”.

Vale destacar que si bien RRHH suele liderar esta iniciativa, es fundamental el compromiso de la alta dirección y su respaldo al proyecto de diseño o re diseño de la EVP.

1-Proyectar la EVP

La EVP es entonces un conjunto de atributos tangibles e intangibles que los colaboradores actuales (empleados) y potenciales (el mercado laboral) perciben como el valor que les aporta trabajar en una compañía determinada. En resumen: es lo que obtienen los empleados por su tiempo, esfuerzo y compromiso
Antes de diseñar la EVP es fundamental identificar entonces qué es lo que los empleados actuales y potenciales realmente desean.

2- Diseñar la EVP

Una buena alternativa es generar una instancia de reflexión grupal y mediante una “tormenta de ideas” o una dinámica específica, invitar a los colaboradores a construir o actualizar la Propuesta de Valor de la empresa. Tal como mencionamos anteriormente, es importante garantizar la participación activa de todas las generaciones que conviven en la organización, para que sea representativo, independientemente de su nivel jerárquico o antigüedad en la misma.

3- Redactar la EVP

Una vez delineada la EVP, la redacción de la misma constituye otro punto fundamental. Es importante que la frase sea simple, fácil de leer y recordar, sin tecnicismos ni complejidades. Es importante contar con el apoyo del área de marketing o comunicación, quien puede brindar su ayuda en este cometido, especialmente considerando que la EVP siempre está en sintonía con la Propuesta de Valor al cliente que la organización ha delineado.
La idea es asociar la marca y los atributos de identidad corporativa con las características que buscan los empleados y los candidatos: desarrollo, crecimiento personal, éxito, fuerza, buen ambiente laboral, buena reputación social, etc.

4 – Comunicar la EVP

Recién ahora hablamos de “Employer Branding” (“Marca Empleadora”), seguros de que nuestra Propuesta de Valor es atractiva para nuestros empleados (actuales y futuros), tiene una visión de largo plazo (pensando en las nuevas generaciones) y se alinea con nuestra Propuesta de Valor al Cliente.
De acuerdo a un estudio realizado por Towers Watson, las compañías con una EVP diferenciada tienen mayor probabilidad de tener empleados altamente comprometidos y resultados financieros mejores que los de sus competidores. Este estudio refleja que solamente el 18% de las compañías tiene una EVP totalmente implementada y comunicada, segmentada por colectivos y diferenciada de sus competidores, un 32% de las empresas no tienen una EVP formal y casi la mitad de las compañías (49%) están entre estos extremos, teniendo una EVP desarrollada, pero no comunicada de forma eficiente

Vale destacar además que una EVP evoluciona a la vez que el negocio crece y la comunicación tiene que estar alineada a estos hechos.